ARTICULOS LUOHAN

El domingo 27 de octubre, la ciudad de Denia acogió un nuevo curso sobre Luohan Qi Gong, del que se destaca la importancia de dicho estilo en el amplio abanico de las artes terapéuticas orientales, así como el interés que despierta dicho estilo en alumnos y maestros de otras disciplinas. Prueba de ello fue la gran afluencia de público que completó el aforo de las instalaciones que el Chen Tai Chi Centre Dénia tiene en la localidad, y que se dio cita para estudiar detalladamente una de las formas más demandadas del estilo, conocida como Las Manos de los 18 Luohan. Dicha maestría, con mezcla de Artes Marciales y ejercicios para conservar la buena salud, es conocida como «acupuntura en movimiento» y hunde sus raíces en el famoso templo de Shaolin, planteando todo un reto para los estudiantes.
Se trabajaron los,
 San Jiao (o Triple Calentador): que enfatiza en la estimulación de determinados puntos energéticos llamados Jiaos.
Los Pasos Yin-Yang: o formas básicas de desplazamientos, basados en la correcta respiración, para los que se apoya en un trabajo específico de piernas y estimula la tórax y espalda; todo ello basado en la Acupuntura. 
Por último,
Tres Respiraciones:  específicas y profundas, apoyadas en la circularidad de sus
movimientos y el fluir de la energía, atendiendo a los principios Yin-Yang que la regulan.
Y como colofón,
Las Manos de los 18 Luohan: se analizó la forma (o rutina de ejercicios), conocida como las Manos de los 18 Luohan. Siendo la primera del estilo Luohan , atribuida a Bodhidharma (Damo) y creada principalmente para ejercitar a los monjes del Templo de Shaolin tras sus largas sesiones de meditación. Se cree que también fue el verdadero origen del Chuan Fa, (método del puño de Shaolin del que saldrían la mayoría de Artes Marciales) y, a su vez, la forma más física y característica del estilo.
Dicho trabajo pone énfasis en la correcta alineación de las cadenas musculares y la estimulación de los meridianos de acupuntura.

Los antiguos maestros lo calificaban como verdadera medicina en movimiento.

LUOHAN CHI KUNG. EL ORIGEN.
Según la historia, en el año 527, después de Cristo, un monje indio llamado Da Mo, (Boddhidharma), llegó al monasterio Shaolin, de la provincia de Henan, para diseminar las enseñanzas de Buda. Cuenta la leyenda que meditó en una cueva cercana durante nueve años, en el más absoluto silencio, en busca de la iluminación, convirtiéndose en el fundador del Budismo Chan (Zen). Durante estos años, Da Mo entendió que la falta de movimiento, el frío y viento de las montañas, le causaban fatiga, achaques y dolencias corporales, tanto a él como a sus discípulos, que a menudo dormitaban durante la meditación. Para combatir dichos estragos y a la vez poder defenderse de bandidos y bestias salvajes, Da Mo reunió una serie de ejercicios basados parcialmente en el Yoga Budista, métodos para conservar la salud que ya conocía y en la observación de los animales, transmitiendo dichos conocimientos a los monjes. El ejercicio fue conocido como Sub Bak Luohan Sau Gong, popularmente: las Manos de los 18 Luohan.
Durante la Dinastía Yuan, (1264-1368), las Manos de los 18 Luohan pasaron de 18 movimientos a 72, para posteriormente concluir en 173 y formar la base del Shaolin Chuan-Fa, (método de técnicas de Shaolin) que influyó en el desarrollo de otras Artes Marciales.
Es esencial que el alumno aprecie que el Luohan Chi Kung no es otro ejercicio chino que se introduce en Occidente, sino el origen; el patrón de donde bebieron otras artes más conocidas el Wu-Shu-Kung-Fu, el Tai Chi, Hsing-I, Pa-Kwa, Karate, Tae-Kwon-Do, Judo, Aikido, etc.
Su conocimiento era precioso para los discípulos de Shaolin y se mantuvo entre los confines del monasterio como un verdadero tesoro, hasta su destrucción por el fuego, hace casi 200 años. El monje Choy Fook, uno de los pocos monjes supervivientes, huyó hacia el Sur, y fue buscado por un joven luchador llamado Chan Heung, a quien aceptó como discípulo y enseñó el sistema completo de Luohan y el Kung-Fu practicado en el templo.
Después de casi 25 años perfeccionando su técnica, Chan Heung fundó el sistema Choy-Lee-Fut Kung Fu. Un método tradicional que trata el Arte Marcial en su totalidad, sin distinción entre arte, curación y otros aspectos culturales. Por tanto, el Luohan Chi Kung es un ejercicio interno que reposa dentro del sistema del Choy Lee Fut Kung Fu y que utiliza el movimiento, el control de la respiración y la mente, para manipular el flujo de energía a lo largo de los meridianos de Acupuntura. Normalmente sólo se enseña a aquellos que han alcanzado el nivel secundario de habilidad.
Luohan Chi Kung es un ejercicio físico y mental. Internamente, se enseña para cultivar el Jing, el Chi y el Shen. Externamente, para desarrollar un cuerpo fuerte y vigoroso.
Se dice que Choy Lee Fut Kung Fu es como pedir a una persona que levante 100 kilos y los ponga en el suelo otra vez. Luohan Chi Kung es pedir que levante 10 kilos, pero los lleve 100 kms sin descansar.
Luohan Chi Kung, el Origen II
El Luohan es un estilo muy valorado de Chi Kung. Lejos de ser es una terapia más destinada a favorecer la vitalidad, se trata del origen de los métodos internos de Shaolin.
A pesar de ser un sistema que —como todos los métodos internos— trata de mantener la buena salud y retrasar el envejecimiento, el Luohan Chi Kung basa sus beneficios iniciales en la perfecta alineación del cuerpo y las cadenas musculares, para que los meridianos de Acupuntura funcionen correctamente y la energía fluya por ellos sin interrupción.
El pueblo chino ha sido el único capaz de definir la enfermedad de forma sencilla y entendible, más allá de argumentar que se trata de la «ausencia de salud». Hace siglos, lejos de conclusiones superficiales, dicho pueblo resumió que la enfermedad se produce cuando «la energía o la sangre no fluyen correctamente», lo que puede deberse a un virus, una bacteria maliciosa o a un simple golpe, etc… En cualquier caso, si la enfermedad se produce cuando la energía o la sangre no fluyen correctamente, debe ser lógico que la primera intención pase por conseguir que vuelvan a fluir de manera correcta o, prevenir su obstrucción. Es, precisamente en eso, en lo que el Luohan Chi Kung, con su origen en el mítico templo de Shaolin, basa la estrategia de su método.
A pesar de su aceptación en el mundo terapéutico oriental, todavía no son muchas de las personas conocen este estilo en profundidad, pues durante largo tiempo se trató de algo protegido. Para el beneficio de muchos, ahora tenemos la oportunidad de conocer este valorado método, a través del Chen Tai Chi Centre Denia, dirigido por el Maestro Pepe Arlandis.

¿QUÉ SOMOS EN REALIDAD?
¿POR QUÉ TRABAJAR CON LA ENERGÍA? 
Si pudiéramos observar el interior de nuestro cuerpo descubriríamos un entramado de músculos que protegen ciertos huesos, encargados de mantenernos y transformarnos en seres articulados. Si siguiéramos con la observación, comprobaríamos que, tras dichos músculos y huesos se esconden órganos, cada cual con una función vital. 
En realidad, órganos, huesos y músculos, son materia formada por átomos: diminutas partículas que componen la vida. De manera sencilla, podemos concluir que todas esas partículas juntas forman los elementos mencionados. Sin embargo, no es menos cierto que viven gracias a una misteriosa energía; un soplo de vida que nadie puede explicar bien de dónde viene. Es decir —y sirva como ejemplo—: sabemos mucho sobre cómo funciona el corazón; lo que no sabemos es por qué. 
¿De dónde viene ese soplo inicial que lo hace arrancar y sin el cual no podríamos vivir? 
Por lógica, y en esencia, somos energía. Parece lógico, pues, prestar atención para que ésta y otras, sean de la mejor calidad posible. El estudio del Qi Gong Luohan enseña a reconocerlas, almacenarlas y gestionarlas. 
RELACIÓN CUERPO MENTE 
La relación cuerpo–mente está asumida desde hace siglos. Sin embargo, sigue resultando curioso observar cómo, en determinadas circunstancias, lo uno se sobrepone a lo otro. Un ejemplo experimentado por todos resulta cuando el cuerpo (es decir, la materia) se encuentra cansado y no puede más. En este caso, si la mente decide seguir adelante, la materia se somete. Por lo que la mente se muestra como la gran dominadora, lo que puede manifestarse en positivo o negativo. 
La cuestión sería saber si es la mente la gran herramienta o existe alguna otra fuerza superior capaz de controlarla. Y la respuesta es que, efectivamente, todavía existe una herramienta capaz de dominar a la mente. Se llama: respiración. Y, si observamos, entre el trabajo de mente y respiración, el cuerpo va quedando cada vez más lejos. 
En el trabajo de las Artes Marciales, tan vinculado a nuestras escuelas, resulta casi paradójico observar a sus practicantes introducir técnicas respiratorias y mentales para controlar su duro trabajo físico. Todo lo contrario a lo que debió encontrar Bodhidharma (Ta Mo), vigésimo octavo patriarca del Budismo Chan, cuando llegó a China procedente de India, con intención de difundir el Budismo: débiles monjes tan ocupados del espíritu que se habían olvidado del cuerpo y enfermaban con facilidad. 
En el sistema Luohan Qi Gong, la relación cuerpo–mente se propone en su justa medida y por orden. Por lo que no debe sorprender si, en algún momento, para fortalecer un trabajo mental se aconseja empezar por el cuerpo, más cercano y conocido por todos. 
Empezar a trabajar el cuerpo, para continuar con la mente, hace que la práctica del  Qi Gong cobre todavía más sentido, ya que controlar el cuerpo someterá a la mente mientras que la respiración acabará por regular a ambos. Con el tiempo, el orden de los factores puede cambiar, pero la respiración será siempre la gran herramienta, razón por la que en todos los cursos de nuestra escuela se incide en su perfecta utilización y, el estudiante detecta notables diferencias; sobre todo, cuando esa energía de la que hablábamos al principio empiece a manifestarse. Un trabajo único que nunca deja indiferente a quienes se acercan a esta poderosa tradición oriental. 
INTRODUCIR EL QI GONG EN LA VIDA DIARIA.
CAMBIO DE HÁBITOS Y EMOCIONES.
En la relación cuerpo—mente el sistema nervioso es uno de los principales causantes de enfermedades. A pesar de ello, sigue siendo el gran olvidado. Para tratar con él, la mente debe ser una aliada incuestionable.
​El stress —a pesar de ser un mecanismo de defensa del cuerpo— no deja de ser también uno de los males más peligrosos y el principal causante de deterioros varios; la verdadera epidemia del siglo XX, cuyos efectos continúan generando importantes cambios mentales y bioquímicos en el XXI, que llevan al cuerpo a enfermar irremediablemente. Conocer dichos cambios y la manera en que las emociones nos afectan, puede ser definitivo en nuestro cultivo de la salud. Conviene recordar que se diagnostica como enfermedad, por lo que debemos hacer todo lo posible para mantenerlo alejado.
​Una buena forma de combatirlo consiste en intentar mantener cuerpo y mente ocupados en actividades que nos distraigan del ritmo diario. A la vez, que dichas actividades consigan aportarnos herramientas que nos ayuden a mantener una buena salud. En mi opinión, no ser capaces de encontrar unos minutos al día para ocuparnos de la mente (meditación, relajación, vacío de emociones etc…), ni unas horas a la semana para ocuparnos del cuerpo (Qi Gong, Yoga, Tai Chi, Caminar etc…), es casi otra enfermedad o, cuanto menos, un obstáculo al que hay que poner remedio.
​En Medicina China se dice que «cada emoción afecta a un órgano». 
​Es sabido y comprobable que tanto pensamientos como sentimientos se traducen en sustancias bioquímicas que afectarán al cuerpo y a la mente. Veamos el ejemplo de una expresión conocida: «se me hace la boca agua». La usamos cuando sentimos atracción por algún alimento. El cerebro procesa y, literalmente, «la boca se hace agua». Una reacción fisiológica donde las glándulas salivares segregan saliva y los jugos gástricos comienzan a activarse.
​Conocido también es el experimento del Dr. Ivan P. Pálov, llamado «condicionamiento clásico», quien acostumbró a un grupo de perros a asociar una campana con la hora de comer. Un día hizo lo propio, pero sin comida, descubriendo que los animales salivaban igual. Le invito a reflexionar sobre estas reacciones bioquímicas asociadas a las emociones. 
​La medicina actual ha demostrado que, en un tanto por ciento considerable, las enfermedades y el mal envejecimiento vienen condicionados por una combinación de actitudes mentales negativas, emociones mal gestionadas y sustancias tóxicas. Por tanto, librarse de ellas mediante fórmulas que no les dan cabida debe ser algo inteligente.
​Me atrevo a cuestionar también si esas horas imprescindibles para nuestra salud física y mental deben formar parte del tiempo libre. Personalmente, creo que se trata de un tiempo al que deberíamos dar prioridad. El estancamiento debilita el sistema inmune hasta límites insospechados y sistemas como el Chi Kung/Qi Gong, Tai Chi Chuan, etc, han sido analizados minuciosamente para que produzcan los efectos contrarios y ayuden a la fluidez y al control, ya que se considera verdadera sanación cuando la conexión cuerpo–mente se establece de forma fluida y constante.
Practicar estos sistemas establecen una ventana de oportunidad que no deberíamos desmerecer y el Chen Taichi Centre de Dénia ofrece programas apropiados que actúan como ejemplo de enseñanza. 
 
CHI KUNG / QI GONG «SUENA A CHINO»
Uno de los obstáculos con los que se encuentran los practicantes nuevos de Chi Kung es que, en ocasiones, les cuesta apreciar las diferencias entre los nombres que empiezan a escuchar con asiduidad.
Aunque para los más habituales la distinción es sencilla, no lo es tanto para los que nunca se han acercado a esta interpretación china de la salud.
Nombres como: Chi Kung, Qi Gong, Tai Chi, Tai Chi Chuan, Luohan, Ba Duan Jing, Chi, etc… constituyen todo un arte de superación, que les suena, nunca mejor dicho, a chino.
El concepto Chi Kung o Qi Gong es exactamente lo mismo. Su única diferencia reside en la pronunciación de la lengua china tras la revolución de Mao. Por tanto, ambos nombres identifican, de manera general, aquellos métodos relacionados con el trabajo del «Chi»; partícula lingüística utilizada para identificar la energía del propio cuerpo.
En un intento de comprensión sin complicados matices que para un estudiante nuevo no tendrían sentido, podríamos decir que, tanto Chi Kung como Qi Gong, es igual a decir «medicina»: la medicina del Chi.
Los nombres Luohan, Ba Duan Jin, Wu Qin Xi, Xi Sui Jing, podríamos definirlos como los «apellidos» que siguen al nombre. Es decir, nos indica la procedencia e identifican el método. En nuestro caso, el Chi Kung Luohan nos muestra un estilo concreto dentro del amplio abanico de la «medicina del Chi». Aunque lo correcto sería hablar de especialización, pues todos los estilos buscan lo mismo, por más que trabajen en profundidad algún aspecto concreto.
El caso específico del Luohan guarda algunas diferencias pues, aunque en el momento de su creación ya existían algunos estilos de Chi Kung diseminados por el continente chino, podríamos decir que se considera la base del templo de Shaolin. Lugar donde todo empezó a estandarizarse dando forma al Kung Fu y la medicina de los monjes.
Después seguimos encontrando nombres frecuentes en la práctica, tales como Tai Chi, que atiende a un proceso filosófico, conocido como: «El gran último». En este contexto, podríamos hablar de lo más cercano a la creación. La confusión aparece cuando añadimos la partícula «Chuan» (puño). Es decir, cuando llamamos Tai Chi a lo que en realidad es Tai Chi Chuan: arte marcial incluido en el conglomerado general de la ciencia del Chi Kung. «Chuan», es una palabra que lo cambia todo, dejando patente su origen marcial y, sobre todo, que Tai Chi y Tai Chi Chuan son dos cosas diferentes. En resumen, el primero atiende a un principio filosófico y, el segundo, a un estilo marcial—terapéutico.
El siguiente esquema puede ayudar a los que deseen iniciarse. —Chi Kung o Qi Gong = Medicina (Salud) del Chi.
—Tai Chi= Concepto filosófico elevado.
—Tai Chi Chuan = Arte marcial con aplicaciones terapéuticas.
Y de todo ello y mucho más hablaremos el próximo curso en Dénia de Luohan Chi Kung, 16 de Febrero 2025.
Curso abierto a todas las personas, no hace falta experiencia previa, oportunidad única para aprender la terapia del Luohan Qi Gong, medicina en movimiento.
QI GONG / CHI KUNG LAS BASES 
 Decir que lo más importante de cada materia reside en su base parece una obviedad. Sin embargo. Las bases del Chi Kung Luohan, deben ser matizadas. 
Como todo método físico, marcial o terapéutico, el Chi Kung Luohan asienta sus principios en posiciones específicas y estáticas, sobre las que, a su vez, apoya sus ejercicios más resolutivos. Una vez asumidos, la sucesión de los mismos armonizará las formas (o Katas), que a su vez desembocarán en las técnicas que identifican cualquier método de lucha o terapia. 
La grandeza del Luohan Gong reside, precisamente, en que dichas posiciones provienen del sistema de Kung Fu más completo que se conoce: el Choy Lee Fut Kung Fu; un híbrido entre las técnicas del norte y las del sur. Con ellas y sobre ellas se construyó el método marcial, pero también el terapéutico y preventivo que hoy conocemos y que a tantas personas atrae. 
Lejos de lo que pueda parecer, y aunque el sistema se desdobla en infinidad de técnicas y aplicaciones, su base (como en cualquier método de cimientos estables) son apenas cuatro o cinco posiciones, donde destaca la solidez de sus piernas. Ellas son como las vocales de un idioma, sin las cuales no funciona.
Lo más importante es entender que, con el dominio de dichas posturas, el camino por recorrer, bien sea marcial o terapéutico, resultará más sencillo y se llevará buena parte recorrido. Lo que nos sirve para reafirmar la importancia de su dominio. 
Con una base sólida sobre las piernas, la estructura ósea y articular del cuerpo, junto a las cadenas musculares, permitirá un fortalecimiento general y necesario para el desarrollo de los ejercicios que darán vida al Chi Kung y que permitirán un cuerpo sin desequilibrios físicos graves, producidos por una mala práctica.
En la biografía de los grandes maestros se observa como siempre regresaron a la base de sus estilos, si es que se alejaron alguna vez. Dicho de otra manera, tal vez el conocimiento más importante lo reciba en sus primeras clases. Permanezca atento.
CHI KUNG
 PERFECCIÓN PERSONAL
Si ha tenido la oportunidad de observar el proceso creativo de una pintura hiperrealista, habrá comprobado cómo empieza todo. Por lo general, el maestro pintor «mancha» un lienzo con lo que a la postre será el fondo de su creación. Después, apenas unos trazos serán suficientes para adivinar lo que esconde la obra. Finalmente, el maestro ajusta y define los detalles que harán de ella algo de una realidad inimaginable. Es exactamente cómo se plantea el proceso creativo del Chi Kung, con el valor añadido de aportar salud, bienestar físico y emocional, en un marco incomparable. Además, al margen de consideraciones técnicas o filosóficas, artes tan íntimas y puras ofrecen lecciones de gran valor para la vida. 
Como el maestro pintor, el Chi Kung / Qi Gong mantiene viva la llama de la perfección en la ejecución de sus movimientos, que no representan más que la metáfora perfecta de la búsqueda de la salud, asegurándose con ello la aplicación correcta de los principios de la Medicina Tradicional China (MTC) y, en consecuencia, también sus beneficios físicos, mentales y emocionales. 
Mediante su ejecución precisa y dinamismo, el Chi Kung dibuja un método perfecto para gestionar cuerpo, mente y energía, mientras se perfecciona el YO, a través de valores como la constancia, la disciplina o la superación, que terminarán traduciendo un intento por dominar el EGO, en el sentido más puro del término. Sin querer nos convertimos en «el diminuto pincel que intenta alcanzar el trazo perfecto». Obviando estos valores, un pincel tembloroso traducirá inestabilidad a través de un Chi (energía interna) débil
Otra de las grandes ventajas de la práctica la encontramos en el propio camino. Un proceso que. puede empezar hoy y durar toda la vida. Según la creencia china, «sólo termina cuando el número de respiraciones está cumplido». Por tanto, disponemos de un arte eterno.
El Chi Kung se nos muestra como la herramienta perfecta, que no requiere de lugar o artilugio alguno para desarrollarse, más allá de la voluntad. Basta con el intento de tener el cuerpo y la mente en el mismo lugar para que el milagro se produzca. Poco a poco, la constancia nos llevará a entender la verdadera grandeza de su ejecución. La perfección —y si es que fuera posible alcanzarla— se consigue después de interminables horas de práctica física y mental, que fomentará grandes valores. Por ejemplo, como en cualquier tarea, la costumbre forjará el hábito de la introspección y la con(s)ciencia más absoluta de uno mismo. En cuanto a su parte física, el arte mezcla precisos movimientos rectos y curvos, de expansión y contracción, acompañados por rítmicas respiraciones que a su vez marcan los tiempos de ejecución. Todo el conjunto conforma el corpus del verdadero Chi Kung. 
En cuanto a su proceso técnico, se parece mucho al del maestro pintor, ya que debe caminar de lo abstracto a lo concreto. Aunque es frecuente que los estudiantes nuevos traten de captar los pequeños detalles que advierten en sus maestros, lo que puede significar «centrarse en la hoja y perder el árbol».
Lo más importante es entender que el Chi Kung nos plantea un marco general de salud físico-emocional, y que solo el tiempo nos llevará a desembocar en los detalles de la perfección. Es decir, primero nos muestra el concepto general y, poco a poco, los detalles que lo hacen diferente. El Chi Kung, Tai Chi Chuan, etc… están llenos de estos matices, que son los que diferencian dichas artes de otras prácticas físicas, capaces de sobrevivir tantos siglos sin haber alterado sus raíces. 
El consejo para los que empiezan se resume en un dicho taoísta: «aprende el principio, asimila el principio, disuelve el principio». Ya que, en un momento dado, tal vez la idea más importante solo sea respirar de manera natural, buscar la simplicidad, sin matices. Más veces de las que pensamos es en ella donde se esconde la grandeza. Tal y como el maestro pintor que primero crea un fondo apropiado y sobre el mismo un boceto poco técnico, que paso a paso mostrará el corazón de su obra. Después, las líneas se irán ajustando, los trazos perfeccionando y, lo que en su origen solo parecía un grupo de borrones y manchas, se convertirá en una pintura «viva». Es decir, como la vida misma. Exactamente lo que trasciende de métodos como el Chi Kung, el Yoga o similar. 
Yendo de lo abstracto a lo concreto, dibujando lo grande para llegar a lo pequeño, no solo encontraremos los detalles más increíbles, sino que nos hallaremos en el camino de un arte perfecto que huye de la prisa.
CHI KUNG / QI GONG Las armas, una extensión de nosotros mismos
 Hace siglos, las Artes Marciales tradicionales se especializaron en el manejo de armas. Fue un desenlace lógico dada la necesidad de la población por defenderse de bandidos y maleantes. La mayor parte eran utensilios de labranza como palos, hoces o palas, que con el tiempo llevaron al uso de objetos más cotidianos, tales como abanicos o látigos, terminando por agregar sables, machetes o espadas. 
​Sin duda, eran objetos integrados en un intento por conservar la vida. Pero tras la aparición de las armas de fuego todo cambió y su uso fue decreciendo dada ya su escasa utilidad. A pesar de ello y a través de los años, las artes más clásicas continuaron con su práctica, entendiendo que les ayudaba a potenciar una serie de atributos que sin ellas sería mucho más difícil. Estilos tan característicos como el Tai Chi Chuan hicieron gala de su valor y hoy en día todavía se sirven de ellas para perfeccionarse.
​Hace años, durante un entrenamiento en Estados Unidos, pregunté a un viejo maestro por qué seguíamos utilizando algo de tan supuesta poca utilidad. Su respuesta no se hizo esperar: «porque es más fácil que no hacerlo», —respondió, confirmando lo ya explicado. Poco a poco fui comprendiendo —y sirva como ejemplo— que un palo largo, por su longitud, requiere y ayuda a conseguir posturas sólidas, amplias y fuertes. Un sable, con un único filo y una espada con los dos, requiere de movilidades más perfectas dado su peligro, obligando al estudiante a moverse adecuadamente, ya que un arma puede convertirse en un riesgo también para quien la empuña. 
​La forma de agarrar una espada y cómo nos movemos con ella, ayuda a ejecutar nuestros movimientos de manera precisa. Pero al margen de la marcialidad, a veces las armas asimismo reflejan sin querer nuestro «yo». Es una pura manifestación de la energía interna. La espada que tiembla indica el estado poco sosegado de nuestra energía y respiración; algo casi imperceptible a mano vacía y que la espada delata. En conclusión, nos ayuda en la expresión de nuestro ser, más allá de ser una técnica primitiva de defensa. Un buen ejemplo lo encontramos de nuevo en el arquero que ajusta la flecha a su arco. Con pulso firme apunta a un blanco lejano, pero, un error milimétrico en su postura, hará que dichos milímetros se conviertan en varios metros cuando la flecha se acerque a su objetivo. Y es que, a veces, una sutileza como una mínima respiración a destiempo o un pulso acelerado, descubre el estado mental, la precipitación o la ausencia de concentración. El trabajo de armas en el Chi Kung puede ayudar a corregir estados alterados, ya que, el casi imperceptible temblor de una mano, no puede esconderse en el extremo lejano de un palo de dos metros, ni en el milimétrico filo de una espada. La regulación correcta de la respiración nos ayudará a encontrar la calma en la ejecución. Un estado que debe irse con nosotros después del entrenamiento y ser aplicado al resto de tareas cotidianas (y este es uno de los secretos de la salud preventiva). Por tanto, hoy por hoy, las armas utilizadas en las artes marciales son utensilios de los que aprovecharse para perfeccionarnos.
​En el campo de la maestría marcial, el palo largo, el sable y, a fin de cuentas todo lo que conlleva más fuerza física que sutileza, está considerado como Kung Fu de bajo nivel. Por el contrario, las armas flexibles requieren erudición y pertenecen al estudio de un Kung Fu profundo.
​Estas consideraciones que revelan nuestro interior, en Oriente también se reflejan en artes como la caligrafía, que del mismo modo deja ver el estado de nuestra mente y energía. 
​Aun con todo, para ciertos maestros el manejo de armas sigue siendo secundario cuando no inexistente. Pero no debe serlo para aquellos que deseen transitar el camino de principio a fin, ya que se trata de elementos trasformadores. Tal es así que, durante mucho tiempo, el fuego refinador que aportaba el entrenamiento con ellas las significaba como cuerpo de perfección, que tenía, además, la capacidad de proteger la vida, lo que hizo que algunas se venerarán casi igual que a ciertas personas.
PEQUEÑOS DETALLES, GRANDES BENEFICIOS
En un artículo anterior analizamos cómo un estudiante puede alcanzar la perfección técnica del Chi Kung. Para ello dispone de herramientas concentradas en respiraciones profundas y amplios movimientos diseñados a tal efecto. En realidad, son expresiones corporales realizadas de lo más grande a lo más pequeño, hasta convertirse en sutiles finuras que marcan la diferencia entre lo terapéuticamente correcto y lo equívoco.
Hoy hablaremos de estas sutilezas que mantienen vivo el arte después de tantos siglos, precisamente por lo que se consigue con ellas.
Del mismo modo, analizaremos los errores más frecuentes que pueden convertirlo en poco más que una gimnasia suave.
Empezando por el principio, tengamos claro que lo que se intenta mantener con la práctica son parámetros procedentes de la Medicina Tradicional China, de la cual el Chi Kung es asignatura fundamental y donde la mente aparece reflejada como una fuerza mayor. Es habitual que esta fuerza mental sea llamada «intención» y, en procesos más profundos, «espíritu». 
Antes de comenzar la práctica el estudiante debe precisar su intención. Es decir, destinar unos minutos a acallar la mente y predisponer el cuerpo a lo que desea realizar, liberando ambos de tensiones. Para ello pondrá a disposición del momento presente los cinco sentidos. Poco después, de su quietud nacerá el movimiento y del movimiento volverá a la quietud. 
Cuando la conexión mente–cuerpo se produzca, el Chi Kung comenzará a funcionar, apoyándose en respiraciones dirigidas. Sin embargo, es habitual que los estudiantes nuevos alteren el orden. Es decir, que presten mayor atención al movimiento y después a su respiración, olvidando incluso la intención previa (trabajo mental llamado «Shen»). Un error que debe evitarse si queremos que la energía fluya sin dificultad.
Tras la intención que invita a la atención plena, lo correcto pasa por la conciencia de una respiración adecuada, especialmente en la exhalación. Es decir: conseguir que la respiración completa sea diafragmática, profunda y no forzada, antes de que el cuerpo la siga con los citados movimientos, diseñados para que la energía fluya libre o dirigida, según nuestro interés. Lamentablemente, lo habitual es lo contrario. Los practicantes menos expertos imitan movimientos seguidos de respiraciones. 
Practicando el proceso correcto, las posturas activarán los meridianos de la Acupuntura, que también favorecerán la buena salud de huesos, tendones y ligamentos, en su propósito por alcanzar una vida larga y saludable. 
Tanto si somos conscientes de ello como si no, —y como todo lo que está vivo se agita—, el conjunto de respiraciones y movimientos producirán también vibraciones beneficiosas para los órganos más importantes. 
Resumiremos que la práctica correcta debe mantener primero el sosiego de la mente. Después una respiración adecuada y, por último, movimientos corporales específicos para que cuerpo y mente recojan los provechos. 
Al final, como en todo, son los pequeños detalles los encargados de absorber los grandes beneficios de la Medicina Tradicional China. Sin embargo, a veces, dichas delicadezas son tan sutiles que solo un practicante entregado bajo la supervisión de un buen maestro podrá sentirlos. Lo demás, apenas se distinguirá de una gimnasia suave. Por lo que desde estas líneas animamos a los estudiantes de Chi Kung a investigar, conocer y sobre todo probar sus efectos. Como dijo el sabio: «no te pido que me creas y practiques. Te pido que practiques, y me creerás».